Migrar también es volver

En medio de sucesivas crisis, en las últimas décadas migraron más de 7 millones de venezolanos con la esperanza de hallar, en algún rincón del mundo, un futuro próspero para ellos y los suyos.

Los personajes que protagonizan estos relatos son parte de esa cifra. Son vidas que permiten comprender parte de lo que experimenta alguien que deja su mundo conocido atrás. Ellos, como tantos otros, comenzaron a tratar de ganarse un espacio en sus países de acogida. Insistieron en la búsqueda de oportunidades. Tuvieron no pocos tropiezos. Y en ese viaje —que era también un viaje interno, de autoconocimiento— se sintieron vulnerables, solos, cansados. 

Sus voces, recogidas en estos textos, parecen decir a coro que es difícil cortar las raíces que nos vieron crecer; que en medio de la adversidad es imposible voltear la mirada al pasado, sentir nostalgia… y querer regresar. Aunque muchos sientan el retorno como un fracaso (por no haber encontrado lo que se habían propuesto). Ante ese dilema, estos personajes descubrieron que volver es una opción. Que es válido recomenzar. Y entonces, una vez más, migraron, pero ahora para desandar el camino andado. Ese es el foco de estas historias. 

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