El reportero gráfico Samir Aponte ha mantenido una labor social en Las Bateas de Maurica, comunidad desasistida de Barcelona, estado Anzoátegui, en el oriente venezolano. En medio de los preparativos de una jornada odontológica que se llevaría a cabo allí, comenzó a sentir síntomas de covid-19.
Desde la adolescencia, Valjova Saavedra comenzó a hacerse preguntas sobre el sentido de la vida que la llevaban a tener pensamientos suicidas. Más adelante entró a la Universidad de Los Andes a estudiar la carrera que escogió y allí se sintió a gusto. Pero sucesivas crisis en el país hicieron tambalear la estabilidad que había logrado mantener.
Pedro Pérez comenzó a trabajar en Protinal Proagro en el año 2000, cuando era una industria próspera que al mes producía toneladas de embutidos y pollos. Tiempo después fue testigo de cómo el hambre se instaló en esa empresa de alimentos.
Luis, un joven veterinario de 29 años, estaba a cargo de la finca de su padre en Chometa, un pueblo del estado llanero de Barinas. El 20 de agosto de agosto de 2020, luego de vender unas reses en Caracas, salió de regreso a casa junto a su amigo Jhon. Pensó que estaba bien acompañado.
Cuando su padre murió de sida, José Enrique García tenía 13 años y abandonó los estudios para trabajar. Con lo que ganaba, ayudaba a su madre a levantar a sus dos hermanos menores. Ahora vive solo con ellos en La Baldosera, un sector peligroso de San Felipe, estado Yaracuy, en el noroccidente venezolano.
En el 2010, el gobierno de Hugo Chávez expropió 9 centrales azucareros del estado Yaracuy, en el centro-occidente venezolano. Uno de ellos fue Santa Clara, empresa que producía al menos 840 mil toneladas de caña de azúcar al año, pero que bajo la administración del Estado se desmoronó. Hugo Gilberto Sequera fue su gerente de Recursos Humanos y cuenta en esta historia lo que vivió puertas adentro.
Esta historia en la voz de Jesús Díaz, cofundador de la organización Dejando Sonrisas, cuenta sobre esta organización que tiene por objeto contribuir a paliar el hambre entre los niños y jóvenes más desprotegidos de la ciudad de Valencia.
Desde muy pequeño, Heber Rincón destacó como boxeador. Fue parte de la selección nacional de esta disciplina y viajó a diversas competencias a demostrar su talento sobre el ring. Pero la delincuencia que se desbordaba en Los Teques, donde vivía junto a su familia, lo alejó durante años del deporte.
Gabriel León es un joven de 20 años que forma parte del equipo de voluntarios de Provita, dedicado a salvaguardar nidos de cotorras cabeciamarillas en las costas de Margarita, a fin de cuidar la vida de los pichones de estas aves en peligro de extinción. Ni el confinamiento ha impedido que lleven a cabo su labor.
A Yostver Mujica, un joven de 20 años estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello, le ha tocado acompañar a su tía en su tratamiento contra el cáncer. Ha sido una experiencia lo ha hecho crecer. Sobre eso nos cuenta en esta historia en audio.