A lo largo de 11 años enfrentándose a desesperanzadores diagnósticos médicos, Andrés Ibarra entendió el valor de la gratitud y comenzó a fijarse en los pequeños detalles de la vida. A través de la cuenta de Instagram @decidecreer, no deja de compartir testimonios de fe y de superación personal. Historias como la suya.
En menos de un año, Karla perdió a sus abuelos maternos, con quienes mantuvo una entrañable relación. A partir de entonces, comenzó a perder peso y a andar aletargada. Pensaba que era el duelo que estaba atravesando, hasta que su madre, al verla muy pálida, le pidió que fuera el médico porque sospechaba que otra podía ser la causa de su malestar.
Stefano Latouche nació con atrofia muscular espinal (AME) —una patología rara de origen genético que daña las neuronas motoras y causa la muerte—, por lo que su pronóstico de vida era de dos años. Para cuidarlo, sus padres acondicionaron en casa una habitación como si fuera una unidad de cuidados intensivos, y se dedicaron a buscar la Spinraza, un medicamento nuevo, escaso y de alto costo que podía alargar su vida.
Xavier De Boricón, ingeniero egresado de la Universidad del Zulia, es experto en diseño de transformadores eléctricos. Construyó muchos durante años en la Electricidad de Caracas y otras empresas. Con el deterioro del sistema eléctrico nacional se fue quedando sin espacios para trabajar. Entonces la migración se le presentó como la mejor alternativa. Esta es su historia, contada por su hija.
A pesar del miedo por lo que pudiera pasarle, Luzmila Chaparro emprendió ella misma la búsqueda de Wilmer, su hijo de 21 años, funcionario de la Policía Municipal de Miranda, en el estado Carabobo, desaparecido a manos de sus propios compañeros. Denunció el caso una y otra vez, ante diferentes instancias, sin perder nunca las esperanzas de encontrar justicia.
En mayo de 2019, publicamos la historia del doctor Carmelo Gallardo, jefe del Banco de Sangre del Hospital Central de Maracay, detenido por participar en una protesta ciudadana. De allí salió tres meses después, tras tomar la dura decisión de declararse culpable porque, de lo contrario, no podría volver a ejercer la medicina.
Nicole Reyes tenía 15 años cuando comenzó a querer estudiar medicina. Más tarde, al graduarse de bachiller, aplicó para cursar esa carrera en la Universidad de Los Andes, en Mérida, donde vivía. “Lo más fácil es ingresar, lo difícil es salir de la universidad”, le advirtió un profesor el día que fue admitida. Fue una frase profética.
Cada tanto, durante sus vacaciones universitarias, Alejandra regresaba a Güiria, el pueblo costero del estado Sucre, en el oriente venezolano, donde nació y creció. Siempre pensó que, luego graduarse en Caracas, regresaría definitivamente a sus calles, con su gente y el mar. Allí quería hacer su vida. En uno de esos viajes, sin embargo, se dio cuenta de que ese plan tenía que cambiar.
Cuando en 2017 a Erickvaldo Márquez lo metieron preso acusado de asesinar a un trabajador de la gobernación de Mérida, le faltaba poco para terminar sus estudios en la Universidad de Los Andes. Un juez lo dejó en libertad en 2020 porque no encontró pruebas en su contra, pero la Fiscalía apeló la decisión. En prisión, el 24 de marzo de 2021, este joven defendió su trabajo de grado.
En enero de 2018 publicamos “Todo pasó tan rápido”, donde Olga Meza relataba el asesinato de su hijo Ángel Joel, de 16 años, a manos de funcionariospoliciales en Nueva Esparta. Junto con su esposo y sus tres hijos, formaban una familia unida. Qué pasó con ellos tres años después es lo que se cuenta en esta entrega de #HaySegundasPartes.