Detrás de la retahíla política que intenta adoctrinar —reflexiona en este artículo de opinión el psicólogo y escritor Manuel Llorens– hay un país lleno de historias de valientes anónimos. Una ciudadanía, que, dice, servirá para fundar una mejor sociedad.
Luego de la verificación ciudadana, la noche del 28 de julio en una zona popular de Caracas, el coordinador de un centro electoral dijo que, por una “orden de arriba”, nadie podía quedarse con una copia del acta de escrutinio. Los presidentes de las mesas, los testigos de los partidos y los ciudadanos presentes se opusieron.
Nueve años después de migrar, Roberto Costa volvió a Venezuela para votar en las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio de 2024. Se reencontró con su mamá, también migrante, quien como él vino a votar.
En una comunidad de Guatire, predominantemente opositora, los vecinos decidieron fundar un consejo comunal para organizarse, encontrar recursos y resolver los problemas que los agobiaban. Allí, chavistas y no chavistas pusieron las ideologías a un lado en pro del bien común.
Harto de que el dinero no le rindiera a pesar de tener varios trabajos a la vez, José Miguel Vivas decidió migrar a Argentina en mayo de 2016. Vendió las alianzas de boda de sus padres para pagar el boleto de avión.
Cuando Daniela Bustamante asistió a la primera clase de sus estudios de fisioterapia en la extensión La Guaira de la Universidad Nacional Experimental Simón Bolívar, no tenía idea de que sería recibida en un viejo edificio sin pupitres ni condiciones mínimas para funcionar.
Sando González, indígena piaroa, es miembro del Grupo de Investigaciones sobre la Amazonía. Por lo que veía en el campo, solía decir que las minas eran un “combo de maldición”. Pero un día, uno de sus hijos llegó con la idea de irse a uno de esos yacimientos.
¿Por qué no sales de Venezuela, si todo el mundo está saliendo?”, le preguntaron sus familiares a Josiah Okal K’okal cuando fue a visitarlos a Kenia, en 2017. Temían por su seguridad y por su vida.
A los 9 años estaba al pendiente del acontecer político. A los 18 salía a protestar. Después se hizo militante político. Más tarde pasó tres meses en prisión.
Con la liquidación de la agencia de publicidad en la que trabajaba, Mario Morenza pagó su 1er semestre en la Maestría de Literatura Venezolana en la UCV.