La enfermedad que hace añicos la memoria supone un desgaste para los cuidadores de los pacientes. Al principio, los hijos de Hilda Rojas —Yiya, como la llaman sus allegados— pensaban que los olvidos de su madre eran achaques menores a consecuencia de su vejez. Luego entendieron que debían dedicarse a cuidarla, aunque ella ya no los recordara.
Una noche, en la emergencia del hospital en el que trabajaba, llegó un niño zapatero de 9 años que había tenido un accidente mientras reparaba un calzado. Esa vez el doctor Rubén Darío Carrero aprendió, con ese caso, que ser médico consiste, a veces literalmente, en ponerse en los zapatos del otro.
Psicólogo social, analista, profesor titular jubilado de la Universidad Central de Venezuela, Leoncio Barrios se considera a sí mismo un bailarín. Fue un niño y un adolescente tímido que soñaba con aislarse del mundo como una forma de alejarse de las burlas de las que era objeto en la escuela y el liceo. Así fue hasta que la danza se convirtió en un camino hacia la libertad.
Sin la posibilidad de comer adecuadamente y mantener el tratamiento farmacológico que le indicaron para la rectocolitis ulcerosa que padecía, Lisset Páez Soto se fue a Colombia, junto a su esposo, de donde él había migrado a Venezuela décadas atrás. Allá, estabilizada, inició un negocio y se dedicó a ayudar a migrantes como ella. Una noche, el fuego pareció volver todo cenizas.
Han sentido la adrenalina que recorre el cuerpo cuando la vida de otros pende de un hilo. Han vivido minutos intensos en ambulancias, hospitales, salas de espera y urgencias. Han atendido a heridos en accidentes de tránsito o por armas de fuego, damnificados, parturientas e infartados. Saben actuar con precisión y mesura ante una catástrofe. Y se empeñan en enseñar eso a todo el que lo necesite. Yham Perdomo y Norys Celis son esposos, paramédicos y profesores de la Fundación Venemergencia.
Cosas tan sencillas como brindarles a los pacientes atención de calidad, darles palabras de aliento o un abrazo pueden ser gestos invaluables para ellos. Eso aprendió Rubén Darío Carrero cuando apenas comenzaba su carrera como médico. En este texto, narra la vertiginosa anécdota que suscitó esa reflexión.
María Laura Silva siempre quiso ser médica. En la carrera se encontró con muchos obstáculos, algunos derivados de la crisis que atravesaba el país, pero se mantuvo firme en la convicción de graduarse. Pero un día de 2018, en medio de sus prácticas profesionales en un hospital, comenzó a cuestionarse si debía seguir adelante.
Luego de la separación de sus padres, José sentía que la imagen de su papá, un hombre adicto a las drogas y el alcohol, se desdibujaba con el paso del tiempo. Lo veía poco. Y de pronto, no supo más de él. Entonces su tío David, un médico que siempre quiso ser arquitecto, apareció en la vida de José para llenar un poco ese vacío y para enseñarle que “amor es amor”.
El 1 de junio de 2018, Diannet Blanco Prieto salió, con medidas cautelares, de El Helicoide, donde estuvo presa 1 año y 12 días, tras ser capturada por participar en protestas contra el régimen de Nicolás Maduro. El activismo en derechos humanos le dio un propósito para retomar su vida y la unió al trabajador humanitario Gabriel Blanco, con quien se casó. El 7 de julio de 2022, la policía se lo llevó preso, acusándolo de conspiración y asociación para delinquir.
Luego de un año de confinamiento por la pandemia, en marzo de 2021 Francys Viaña —odontóloga y profesora universitaria— viajó a Panamá, junto a su hermana y sus morochos adolescentes. Estando allá, comenzó a sentirse mal. Su prueba de covid-19 dio positivo.