Juanita vive en el Hospital Cecilia Pimentel de Maracaibo, un centro médico especializado en la atención a personas con lepra, enfermedad que el doctor Jacinto Convit le diagnosticó en 1979. Allí conoció el amor y, en los últimos años, la soledad. De 100 pacientes que hace un par de décadas estaban recluidos en el leprocomio, solo quedan cinco.
Orianny y Aníbal, su hermano, nacieron con anemia drepanocítica, una enfermedad inmunológica y hereditaria cuyos síntomas aparecen pronto. Los diagnosticaron exactamente a los 9 meses de nacidos. Desde entonces su vida comenzó a girar en torno a esa patología. Querían que sus días se llenaran de un poco de color. Ilustraciones: Milena Pérez Esta […]
A sus 19 años, Jushedith Venales dejó su casa en Carúpano, estado Sucre, para mudarse a Puerto La Cruz, Anzoátegui, con el sueño de estudiar Comunicación Social. El hambre, mudanzas y limitaciones económicas, la llevaron al límite de sus fuerzas, pero una ayuda inesperada le dio un giro a las cosas.
Cuando Yolly Zamabrano jugaba a que inyectaba a sus dos únicas muñecas, siendo una niña de apenas 6 años, repetía una y otra vez que quería ser enfermera. Por alguna razón que ella no logra precisar, la idea se le quedó fijada en la mente. Tanto que se le convirtió en un sueño que no descansaría hasta hacer realidad.
Desde que estaba en el bachillerato, Carlos Egaña sospechaba que padecía un trastorno bipolar, pero no se atrevió a buscar ayuda profesional hasta que cursaba el cuarto año de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. En este texto testimonial, ganador de la segunda edición del Premio Lo mejor de nos, evoca los altibajos que ha experimentado durante un largo proceso que lo ha obligado a entenderse consigo mismo.
Ramón Toro desayuna temprano. Luego hace ejercicios y a media mañana toma una merienda. Al mediodía se baña y almuerza. A eso de las 3:00 de la tarde, merienda de nuevo y a las 5:30 sale a dar un paseo con su papá. Desde julio del 2018, ese es el momento más prolongado que pasa fuera del anexo que sus padres le construyeron; una pieza desde donde eventualmente vuela excremento.
Durante meses vivió esta madre la pesadilla de ver que su hija Miranda, de nueve meses de edad no lograba pasar de los seis kilos, que su organismo era incapaz de retener ningún alimento. Hasta que otra mujer en apuros se cruzó fugazmente en su camino, y con la ayuda que le ofreció le dio ánimos también para torcer un destino que parecía sentenciado.
Katiuska se quedaba sin aire al caminar del cuarto a la sala de su casa. Hablar era quedarse sin oxígeno. A veces un día podía reducirse a 24 largas horas de cansancio. Padece de hipertensión pulmonar, una inusual enfermedad que compartía con solo 450 personas de entre los treinta millones de habitantes que tenía Venezuela.
A los nueve meses de nacido, a Adrian le diagnosticaron una cardiopatía congénita, por lo que debieron someterlo a una compleja y larga intervención quirúrgica. Durante el procedimiento le pusieron un marcapasos para estimular los sosegados latidos de su corazón. Desde entonces, ese aparato ha marcado el ritmo tanto de su vida como de la de Arianny, su madre.
Antonia Luque, durante su niñez y adolescencia, tuvo que ver morir a tres primos suyos a consecuencia de la hemofilia, una enfermedad rara y hereditaria que ha marcado las últimas generaciones de su familia. Tratando de sobrellevar la patología, leyó mucho y se convirtió, desde hace 30 años, en activista de la Asociación Venezolana de Hemofilia.