A las 5:00 de la tarde del 9 de enero de 2025, Johanny Méndez recibió una llamada anónima: “Unos guardias se llevaron detenido a Gabriel por guarimbero”, escuchó del otro lado de la línea. Luego colgaron. Pensó que era un error: su sobrino, de apenas 16 años, trabajaba como panadero y, ese día, luego de su jornada laboral, había salido al médico porque llevaba días con tos y fiebre.