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La resistencia indígena surca los ríos de la web

Abr 22, 2017

Un portal de noticias llamado Tane Tanae trae de cabeza a la gobernadora de Delta Amacuro. Lo hacen siete muchachos waraos. Esta es su historia y la de esos días de furia, en junio de 2016, en los que una seguidilla de saqueos en la búsqueda de alimentos acabó con la paz de Tucupita y estos jóvenes trabajaron en la clandestinidad para burlar la censura.

 

En Tucupita la gente voltea a los lados para ver quién oye mientras habla. Pero todo termina sabiéndose, así que esa tarde, en la que el edificio de Fe y Alegría se quedó sin luz, poco tardó en conocerse que aquella súbita interrupción de la energía eléctrica había sido ordenada por las autoridades.

La gobernadora, Lizeta Hernández, estaba rabiosa con los muchachos de Tane Tanae porque llevaban días utilizando la palabra “hambre” para explicar las protestas que venían sucediéndose en los alrededores del pueblo. Dos meses antes, en abril de 2016, habían iniciado la distribución de las bolsas Clap. Por tratarse de uno de los estados menos poblados del país, con poco más de 220 mil habitantes desperdigados en cuatro municipios, el gobierno nacional escogió a Delta Amacuro como estado piloto, y ella había prometido que la entrega de alimentos se haría puntual cada 15 días. No resultó ser así. Que ahora protestaran por hambre no la hacía quedar bien.

Nada indica que en ese edificio de la calle Petión funciona Tane Tanae, el portal de noticias que hacen apretujados, en una pequeña oficina rentada, los siete jóvenes waraos que traían de cabeza a la gobernadora. Apenas un pequeño aviso muestra la imagen que identifica a Fe y Alegría, bajo cuyo brazo protector nació el portal. Pero gracias al boca a boca, todos saben llegar ahí a poner sus denuncias para que se conviertan en noticias.

Por Tane Tanae y por la radio fundada por los jesuitas –la única de las 12 emisoras de Delta Amacuro con un noticiero–, desfilan cada día ciudadanos de este pueblo donde Dios parece haber pasado de largo. Denuncian que no tienen agua potable, que no les han terminado de construir sus casas, que a sus niños no los han vacunado, que están pasando hambre… Ni siquiera tienen que decirlo: en el Paseo Manamo, a cuyo lado corre el tesoro del Orinoco como una gran autopista de agua, pueden verse familias enteras de waraos con sus niños raquíticos, viviendo en rancherías con techos de tela.

Tane Tanae dio a conocer, por ejemplo, la fatalidad de Euro Lepage Silva, un aspirante a cadete de 21 años, que murió luego de una sesión de ejercicios de nueve horas y la golpiza que recibió a manos de 12 militares en la Isla de Guara, justo al cruzar el río frente a Tucupita. La noticia, producto de la infidencia de un abogado tres días después de la muerte del joven, recibió 14 mil 682 visitas y fue replicada por varios portales nacionales. El escándalo fue tal que a los militares involucrados, incluyendo a tres mujeres, los procesaron por homicidio intencional y fueron trasladados a la cárcel de La Pica, en Monagas.

La gente cuenta sus calamidades, no sin miedo a represalias. Las únicas fuentes de empleo son las dependencias oficiales y, de la gobernación para abajo, todas están en manos de militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela. Solo de la gobernación dependen directamente 18 mil personas en un pueblo de unos 90 mil habitantes.

El nombre del portal de noticias no podía ser más exacto. Tane Tanae es una voz indígena que significa “así pasó” y alude a la forma de rematar los cuentos de los waraos que, por su predominante tradición oral, llevan las noticias en las canoas que recorren los 350 caños que unen los poblados de un extremo al otro del río Orinoco. Todo el que tiene un teléfono con internet lee y multiplica lo que sale en el portal. ¿Cómo no iba entonces a correrse la voz de que intentaron saquear el mercado principal? ¿Cómo no iba a saberse que la gente estaba protestando? El rumor, poderoso e imparable, había escalado barranca tras barranca y llevaba en la brisa el mensaje de que el pueblo, tradicionalmente sumiso y pacífico, se había alzado en Tucupita por falta de alimentos.

Un año antes, el 29 de julio de 2015, habitantes de Barrancas habían saqueado el Pdval de su sector. Pero, en esta ocasión, se trataba de una cosa distinta a una protesta puntual. El 13 de mayo de 2016, siete comunidades diferentes decidieron cortar el paso a los vehículos. Y bien entrado junio, continuaron trancando carreteras. Tucupita, a donde se entra por una sola vía principal, estaba más aislada que nunca.

El 25 de junio, yo misma iba en mi carro a darles un taller de periodismo a los chicos de Tane Tanae y no pude llegar a Tucupita desde Puerto Ordaz, porque los pobladores de Paloma habían trancado la vía con troncos, gaveras de refrescos y decenas de mujeres plantadas en el pavimento. Me detuve y pude observar a niños y ancianos haciendo una fila con potecitos de plástico en la mano para que les sirvieran una sopa que habían hecho, en un fogón en plena carretera, con un pequeño pescado que llaman Guaraguara y trozos de mango verde.

El intento de saqueo del viejo y oxidado Mercado Municipal, cinco días después, no fue otra cosa que un paso adelante en el fragor de las protestas. Desde que comenzaron las trancas, para los jóvenes de Tane Tanae estaba claro que algo serio e inédito estaba por ocurrir.


No más se enteró del bullicio, Amador Medina, el fundador de Tane Tanae, tomó su teléfono y caminó unas pocas cuadras para llegar al mercado.
Eran cerca de las 11 de la mañana. Grabó imágenes hasta donde se lo permitió la Guardia Nacional y colgó el video en el portal. Su sorpresa fue enorme al ver la cantidad de veces (12 mil 407) que reprodujeron la grabación en poco más de una semana. En su canal de Youtube las visitas llegaron a 38 mil 796.

El video debieron verlo en otras partes del país, porque a esas alturas, organizaciones defensoras de la libertad de expresión (el Instituto de Prensa y Sociedad, y Espacio Público), ya habían publicado sus alertas de que el Sebin se disponía a detener a cinco periodistas locales, entre los que figuraban Amador, Eudo Torres y Francisco Pérez, el coordinador general de Fe y Alegría en Delta Amacuro y director de la radio, a quien todos conocen como Paco. Un amigo los había llamado por teléfono para advertirles que su detención era inminente.

Amador es un joven de 26 años. Es moreno, pequeño, delgado, con ojos oscuros y brillantes. Nació en Araguaimujo, uno de los poblados más grandes de los caños a los que se llega solo por agua. Su padre, Urcisinio, es enfermero, y su madre, Teresa, es educadora. Él y sus cinco hermanos, formados inicialmente por los misioneros franciscanos, son profesionales. Se graduó de licenciado en turismo, pero lo suyo es el periodismo, que comenzó a practicar a los 18 años con un programa en Fe y Alegría, irónico y con humor, al estilo de Luis Chataing.

Amador compartía su trabajo en la radio con la de alfabetizador en los caños, hasta que un día, en 2015, le propuso a Paco que fundaran un portal de noticias. Así lo hicieron, con una inversión inicial de 40 mil bolívares –que Paco puso de su bolsillo–, y Tane Tanae llegó con sus titulares sonoros, directos y populares, a ponerse del lado de los desfavorecidos. Rápidamente fueron tildados de opositores. Entonces había dos periódicos en Delta Amacuro, ambos con una línea editorial favorable al gobierno.

Al comienzo hacían el portal solo dos personas: Amador y Eudo, de 32 años, profesor en la Misión Sucre hasta febrero pasado, cuando fue despedido. Luego se incorporaron Ana Colina, de 20 años; Abner Ramos, de 19; Greivys Sucre, de 27,  y Froilán Aguilar, de 28 años. Sirenia Medina los ayuda con una modesta cámara de video. Todos son waraos. Hacen casi 30 actualizaciones diarias.

En solo dos años, Tane Tanae ha logrado convertirse en el primer medio de comunicación escrito en estas tierras. La realidad de los hechos se mide con el rasero de si lo publicó o no Tane Tanae, quizás porque han tenido la mejor de las publicidades: no hay una cadena de radio de la gobernadora en la que esta no los mencione o en la que no deba dar respuesta a sus denuncias. Y lo han logrado con muy poco: un par de Canaimitas y dos computadoras de mesa, compartiendo la desvencijada camioneta de Fe y Alegría para trasladarse, y la mayoría de las veces, haciendo sus coberturas a pie y con sus teléfonos.

Así lo hicieron ese jueves 30 de junio.

El intento de saqueo del mercado fue solo el precalentamiento. De allí saquearon, esta vez sí, seis negocios. Tres locales de Mercal, dos negocios chinos de venta de comida y una farmacia ubicada justo al lado de la casa de la gobernadora, en el sector Delfín Mendoza; todo en pocas horas.

La gobernadora salió al paso para desmentir que el motivo de las protestas fuese la escasez de alimentos. “Vandalismo disfrazado de hambre en Tucupita genera conatos de saqueo”, escribió en Twitter. La radio estaba transmitiendo en vivo. Y recién comenzaban a recibir llamadas telefónicas cuando les cortaron la luz.

El primero en decirles que el corte había sido ordenado por las autoridades fue el hombre que lo hizo. Por eso Gerardo Lombardi, el director del Instituto Radiofónico Fe y Alegría, dio a conocer a los medios nacionales que los habían dejado sin electricidad. “A las 12:40 del mediodía se presentó una unidad de Corpoelec con la intención de suspender el fluido eléctrico al edificio donde está la emisora. En todo el sector hubo luz, solo se le cortó a ese edificio”, informó.

Lombardi dijo además que el responsable de Corpoelec en Tucupita, Teodoro Marcano, le confió al director de la radio que la orden había sido dada por Lizeta Hernández, lo que les confirmó después el jefe de prensa de la gobernación, Eudomar Cedeño, con estas palabras: “La gobernadora estaba molesta porque la radio transmitía lo que pasaba en Tucupita. Ella señaló que se trataba de delincuentes vestidos de pueblo con hambre”.

Los miércoles, de 7 a 9 de la mañana, la gobernadora encadena las emisoras de radio locales con su programa “Lizeta en contacto con su pueblo”. Allí se le ha escuchado decir cosas como estas: “No podemos tolerar las faltas de respeto en los medios de comunicación, una cosa es comunicar y otra muy distinta sembrar el odio”. También: “Hemos apoyado a los medios, han crecido como nunca en este proceso revolucionario, a todos, emisoras, televisoras, periódicos, dudo que en la Cuarta los hayan apoyado tanto como lo hemos hecho nosotros, pero también les estamos haciendo seguimiento”. El 8 de enero pasado admitió que siempre lee a Tane Tanae. “Y ay papá… A la gente de Tane Tanae les pido que no escriban tantas loqueras, les salen unos correazos”.

En febrero de 2016, a Eudo lo interceptaron dos motorizados, lo bajaron de la moto donde iba y lo golpearon por haber denunciado a familiares de una diputada señalados de corrupción. La página web ha sido bloqueada varias veces, con incrementos de tráfico impensables para un medio tan pequeño. Y Paco es uno de los personajes más nombrados en las alocuciones gubernamentales.

Tane Tanae. De izquierda a derecha: Greivys Sucre, Amador Medina, Abner Ramos, Ana Colina, Sirenia Medina, Eudo Torres y Froilán Aguilar.


Paco Pérez es un hombre espigado y sereno. Cuando les cortaron la luz, fue él quien tuvo la idea de trasladarse, junto al técnico de la radio, al sitio donde tienen la antena repetidora y continuar transmitiendo desde allí.
La camioneta los dejó y, desde la diminuta caseta que se encuentra debajo de la antena, encorvado hasta donde el cuerpo se lo permitía, Paco se aseguró de que se mantuvieran en el aire, sin que las autoridades pudiesen identificar de dónde salía la señal.

Es allí cuando Amador y su pequeño equipo deciden pasar a la clandestinidad y trabajar desde un local comercial cercano que les prestó un amigo. A puertas cerradas, cortinas abajo y con las luces apagadas, continuaron informando. “Cada cosa debe ser llamada por su nombre, saqueo es saqueo y no incursión vandálica, como la gobernadora pretende que lo llamemos”, pensaba Amador. Las demás emisoras ponían música, que la gobernadora a cada tanto interrumpía con cadenas, fuera de sí, acusando a Tane Tanae y a Fe y Alegría de estar incentivando la revuelta.

Mientras la multitud salía de control, el equipo de Tane Tanae recorría calle por calle y se mezclaba con la turba. Escribían desde sus teléfonos para confirmar lo que veían sus ojos y reportaban para la radio de manera simultánea. Arrastrados por los acontecimientos, publicaban las incidencias en sus redes sociales, donde podían verse las imágenes de comercios violentados, personas irrumpiendo en los negocios y policías reprimiendo.

En la noche publicaron en el portal que la calma había vuelto a Tucupita. A la mañana siguiente llegaron las tanquetas de la Guardia Nacional para impedir más saqueos. Los muchachos de Tane Tanae pasaron entonces a hacerle seguimiento a la detención de 153 personas, de las cuales 130 fueron liberadas y 77 permanecen, hasta hoy, con medidas cautelares. A 23 de los presos los trasladaron de manera sorpresiva a la Penitenciaria General de Venezuela, en San Juan de Los Morros, y Tane Tanae se hizo eco del disgusto y la angustia de los familiares.

Al tercer día, y pese a que les habían confiado que el Sebin les seguía los pasos, Paco se fue a la casa de la gobernadora, quien transmitía desde ahí otra cadena de radio y decía, justo en ese momento, que dos medios de comunicación estaban instigando al odio. Paco estudió con el hermano de Lizeta Hernández en el bachillerato. Los guardaespaldas lo dejaron pasar y, al verlo, la gobernadora se interrumpió a sí misma.

—¡Aquí está, por cierto, Paco Pérez! ¡Para que vean que no es nada personal! ¡Aquí llegó! ¡Siéntate ahí! —dijo al aire.

Paco se sentó y le pasaron el micrófono.

—Ciertamente he visto vándalos en la calle, gobernadora, pero también he visto gente enardecida y a los militares que no saben qué hacer… Y lo único que vine a pedirle es que ponga a la emisora en el aire de nuevo.

—Ah, ¿pero es que tú estás fuera del aire?… ¡Restitúyase lo que tenga que ser restituido!

Y en menos de 15 minutos el edificio de Fe y Alegría volvió a tener luz.

Y Tane Tanae volvió a hacerle honor a su nombre, como lo hace hasta hoy: contar todo aquello cuanto dicen que «así pasó» en esa misteriosa y anegada región.

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Soy una periodista apasionada por los derechos humanos. Doy clases en la UCAB Guayana, soy coordinadora de Transparencia Venezuela en Bolívar y miembro asociado de IPYS-Venezuela. Cantante de coral, amante de los animales, los libros y las orquídeas. Obsesionada con los pueblos indígenas.

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