Durante años, Nora se dedicó a darles clases particulares de física, química, matemática e inglés a los jóvenes de su comunidad, en Carúpano, estado Sucre. Entre sus alumnos tuvo a los hijos de Zoila Hernández. Cuando estos se graduaron, dejaron de tener noticias de Nora, hasta que, tiempo después, Zoila volvió a su casa para tenderle una mano.