Desde muy niño, Alcides aprendió de su padre el negocio de distribuir cosechas. Cada mañana, salían en un camión a recorrer mercados de Caripe, el pueblo del estado Monagas en el que vivían, y de otras localidades cercanas. Sentían que ese oficio siempre les daría prosperidad.
Daniel es un vigilante que aprendió a coser zapatos, y que consiguió clientes entre los residentes de la urbanización donde trabaja, venidos a menos tras la debacle económica. Luego de la muerte de sus dos hijos adolescentes, se refugió en ese oficio que lo alejó de pensar en su gran dolor.