Andreina Gómez vive con dos de sus cuatro hijos en una habitación anexa a la casa de sus padres en el barrio San Blas de Petare. Trabajó limpiando casas de familia en urbanizaciones del sureste de Caracas hasta que sus empleadores se fueron del país. Convencida de que sus hijos deben ir a la universidad, los manda a donde Marlice, una maestra que abrió unas tareas dirigidas allí en el barrio.