Paula Ardila vivía en la ciudad de Mérida, donde estudiaba idiomas modernos en la Universidad de Los Andes. Aunque su sueño era graduarse y ejercer su profesión en Venezuela, la crisis económica que atraviesa el país la llevó a migrar a Colombia, donde al poco tiempo comenzó a trabajar en un call center. Desde entonces sus días quedaron sumergidos en una extenuante rutina.