Durante una estancia en Barcelona, una escritora hizo las veces de cuidadora de una señora venezolana cuya hija migrante tuvo que arrancársela del corazón para enviarla de vuelta a Caracas. La autora supo de una vida atormentada por el temor a los «abusadores», pero también la historia de una pintora extraviada en los laberintos de su recuerdo.