Fatigada de lo dura que se había vuelto la vida cotidiana, Gabriela, una joven arquitecta venezolana, migró con su esposo y sus dos hijos a la cuna de sus abuelos: Colombia. Estando allá, lo que comenzó como una inquietud para ocupar su tiempo libre, se convirtió en un ambicioso plan para llevar la lectura a miles de niños.