En menos de un año, Karla perdió a sus abuelos maternos, con quienes mantuvo una entrañable relación. A partir de entonces, comenzó a perder peso y a andar aletargada. Pensaba que era el duelo que estaba atravesando, hasta que su madre, al verla muy pálida, le pidió que fuera el médico porque sospechaba que otra podía ser la causa de su malestar.
Desde muy pequeño, Heber Rincón destacó como boxeador. Fue parte de la selección nacional de esta disciplina y viajó a diversas competencias a demostrar su talento sobre el ring. Pero la delincuencia que se desbordaba en Los Teques, donde vivía junto a su familia, lo alejó durante años del deporte.