Cuando supo que a su abuela la enterrarían en el Cementerio General del Sur —donde, según trabajadores, profanan 50 por ciento de los sepulcros—, la joven narradora Andrea Leal pensó que nunca visitaría su tumba. Y comenzó a tener pesadillas en las que veía que se robaban el cuerpo de su abuela. Un día decidió visitar el mausoleo y se encontró con una pajarera.