Rolando Sosa heredó de su padre el Fundo San Luis, ubicado en Calabozo, estado Guárico, en los Llanos venezolanos. En 200 hectáreas sembraba pasto, maíz y criaba reses. En diciembre de 2008, unas personas entraron a la finca argumentando que esas eran unas tierras ociosas, y que estaban dispuestas a aprovecharlas.
Luego de un embarazo sin inconvenientes, Yesenia dio a luz a una bebé con “enoftalmia bilateral congénita por toxoplasmosis”. La pequeña no podía ver. Por eso, la madre salió de Calabozo, en el corazón de Los Llanos venezolanos, a Caracas, con la recién nacida en brazos. Tenía la esperanza de que alguien pudiera “abrirle los ojos”.