
El código que ha desvanecido muros
La idea le vino a la mente en 2017. Al ver que muchos medios de comunicación estaban bloqueados, a Andrés Azpúrua —ingeniero electrónico y activista de derechos digitales— se le ocurrió crear un espacio virtual —un refugio— en el que los portales restringidos pudieran ser consultados sin necesidad de activar una VPN. Es la historia de Noticias Sin Filtro.
Andrés Azpúrua estaba clavado en su computadora, con mucha gente alrededor, pensando en lo que estaba por suceder. Ese miércoles 26 de febrero de 2025 era un día importante para él. Estaba en Taiwán para participar en la RightsCon 2025, el festival sobre derechos digitales más grande del mundo. Ahí, ante miles de personas, hablaría de un tema espinoso: la censura a la prensa en Venezuela. Y contaría del proyecto, al que le ha dedicado años de trabajo, que pretende esquivarla.
¿Cómo resumir tanto en un par de minutos? Era demasiado. Llevaba la cuenta. 60 medios digitales bloqueados; leyes restrictivas; apagones eléctricos constantes; 18 periodistas presos entre 2024 e inicios de 2025 por cubrir noticias o publicar críticas al gobierno en redes sociales… Con toda esa información en la cabeza, Andrés subió al escenario y entonces, con la voz firme, comenzó a contar la historia de Noticias Sin Filtro.
Este relato tiene un largo pasado. Cierre de canales de televisión de vieja data; amenazas; decenas de acciones de censura. Andrés fue entendiendo que eso era un problema. En 2014 el medio de comunicación colombiano NTN24 fue bloqueado en Venezuela. Si la gente con un servidor venezolano buscaba la página, les aparecía un mensaje de error. Era un bloqueo de Sistema de Nombres de Dominio (DNS). Así lo conocía Andrés, quien ya se había percatado que algo similar ocurría con las redes sociales: en medio de las protestas antigubernamentales que colmaban las calles durante aquellos meses, la gente no podía ver las noticias en tiempo real. Había mucha opacidad en medio de un contexto muy represivo: organizaciones de la sociedad civil registraron 9 mil 286 protestas en el país, que dejaron al menos 43 personas muertas.
Andrés, que es ingeniero electrónico, sintió angustia ante esa situación. Tuvo el impulso de comenzar a programar una web que llamó VE Sin Filtro, con tres objetivos: reunir las plataformas donde transmitían las protestas en vivo, documentar cuándo ocurría un bloqueo a un portal digital e informar cómo se podían saltar esos bloqueos. Era un trabajo necesario, pues durante ese año, 384 portales de noticias habían sido bloqueados.
Andrés sentía que si la censura no tenía consecuencias aumentarían la intensidad. Un tiempo atrás, él y otros jóvenes habían formado una organización —Venezuela Inteligente— desde la que daban clases sobre derechos humanos digitales a comunidades de Caracas: enseñaban que el acceso a la internet era un derecho humano, ratificado por la ONU desde 2011. A muchos les costaba creer que así fuera. Menos de la mitad de la población tenía acceso a internet. Y los que sí, les tocaba lidiar con la conexión más lenta de Latinoamérica.
Andrés les enseñaba qué era un bloqueo de DNS. Les enseñaba cómo usar VPN (redes privadas virtuales, por sus siglas en inglés), que permiten una “doble nacionalidad” en los servidores de internet local. Sirve para poder acceder a páginas bloqueadas.

—¿Pero cuándo sé que es un bloqueo, y no que mi internet es lenta? —le preguntó una vez una señora en uno de sus talleres.
Cada vez que hacía un taller una persona diferente repetía esa pregunta.
Aunque la VPN funcionaba, a las personas mayores de 40 años les costaba entender cómo usar esa herramienta. Y hasta a los jóvenes, más acostumbrados a la tecnología, no les agradaba encender y apagar una VPN a cada rato.
Andrés pensaba que podían bloquear el acceso a las VPN (y entonces la gente ya no los iba a poder descargar), y así, un día de 2017, le vino la idea de crear algo —¿una suerte de red social, con una VPN integrada?— donde las personas pudieran acceder con un solo clic e informarse. Un espacio virtual blindado en el que estuvieran todos los medios de comunicación del país. Un refugio. Una guarida.
Comenzó a trabajar con otros programadores, a quienes entusiasmó con la idea. Todos lo hacían de forma voluntaria, pues en ese momento no había recursos económicos para el proyecto. Entretanto, Andrés se acercaba a directores y gerentes de medios bloqueados para hablarles de su invento y ver qué les parecía: algunos le respondieron que más bien querían desarrollar una aplicación exclusiva de su marca, como lo había hecho The New York Times en 2008; otros se mostraban escépticos; y a la mayoría les agradó.
Así pasó el tiempo. Un día de abril de 2019 Andrés y sus compañeros terminaron de darle los toques finales al código de la aplicación, a la que le pusieron un nombre: “VE Sin Filtro”. Era tal cual la habían imaginado durante esos años de trabajo. No solo pudieron incluir una VPN activa de forma continua, sino que agregaron varias en cadena, de modo que si alguien bloqueaba una, otra se activaba. Ahora solo hacía falta ponerla a disposición de la gente. Parecía el momento ideal, porque nuevamente el país vivía días álgidos.
Fue la época en la que el diputado Juan Guaidó, invocando el artículo 233 de la Constitución, asumió como presidente interino. Cada vez que hablaba en redes sociales, la internet se ralentizaba. Los usuarios no lograban entrar a sus redes sociales: era como si alguien tumbara la conexión para que nadie lo escuchara. Andrés y su equipo registraron al menos 11 restricciones temporales a YouTube mientras Guaidó emitía alguna declaración. En ese momento, más de 20 medios venezolanos y extranjeros estaban bloqueados de forma permanente. Y los bloqueos ya no eran solo por DNS, sino también a través de otras maniobras más sofisticadas.

Paradójicamente, Andrés decidió resguardarse y no publicar el software: no quería que, con una herramienta tan poderosa al alcance de la población, ahora alguien con poder bloqueara las tiendas de aplicaciones de los teléfonos. Sería peor el remedio que la enfermedad. No se podían permitir correr ese riesgo. Pensaron que una solución era lanzar la aplicación como un archivo que se pudiera instalar directamente en el celular, pero el proceso de descarga e instalación les pareció muy engorroso.
Andrés entonces siguió mejorando la app y aprovechó para invitar a más medios a unirse a esa plataforma. Entre la espera, las conversaciones y las manifestaciones de calle, se produjo el gran apagón nacional de marzo de 2019. Hubo lugares en los que el servicio eléctrico no volvió sino después de una semana.
Esa circunstancia sirvió para que los programadores notaran un punto flaco de la app: era muy robusta, pero no podía contra los cortes del servicio eléctrico, muy frecuentes en Venezuela. Si se iba a la luz, la gente quedaba desinformada, desconectada. Entendieron entonces que no estaba lista todavía. Volvieron a sus computadoras a seguir afinando el producto. Programaron un “modo sin internet”.
Pero pronto llegó la pandemia, el encierro, la confusión de esos días, y el proyecto quedó casi en pausa por meses y meses. Al tiempo lo retomaron, a un ritmo bastante lento. Muchos se ocuparon en otros asuntos, en la cotidianidad, en resolver dificultades de la vida en Venezuela.
Lo que volvió a reavivar el entusiasmo fue el anuncio de las elecciones presidenciales de julio de 2024. No había un mejor momento. Pensaron que la gente necesitaba informarse en un contexto en el que las desinformaciones y los bloqueos arreciaban. Andrés llamó a su equipo de voluntarios. Cambiaron el nombre, para que no hubiera confusión con el viejo blog: ahora se llamaría “Noticias Sin Filtro”. Ya habían encontrado otra solución para cuando no hubiera internet ni electricidad: lograron que la aplicación guardara archivos de texto con noticias cada cierto tiempo. Al detectar que el teléfono se quedó sin conexión, estos se “revelan” por un par de horas.
Cuando su equipo verificó que la aplicación y las VPN integradas funcionaban correctamente, Andrés decidió que el software saliera al público el 25 de junio de 2024.
Noticias Sin Filtro nació con una oferta de 12 medios de comunicación. El 27 de julio, un día antes de las elecciones, había sido descargada más de 60 mil veces. Se percataron de que mientras más gente la bajaba, más se ralentizaba. Andrés y su equipo corregían detalles, generaban nuevas versiones, hacían cuanto podían para optimizarla.
El 29 de julio la gente salió a protestar en contra de los resultados electorales que anunció el Consejo Nacional Electoral (CNE). La gente buscaba información en medio de las protestas, las redadas policiales y las decenas de detenciones arbitrarias. Miles de descargas ocurrieron rápidamente. Quienes sabían de Noticias Sin Filtro corrían la voz. Para el 15 de agosto había 85 mil descargas.

Los programadores tuvieron que ampliar la capacidad de la aplicación. Había tanta gente solicitando sus servicios que se hacía cada vez más lenta. Pero, con todo y las fallas, estaban satisfechos: la gente podía informarse en un solo lugar, sin necesidad de encender y apagar una VPN o tener internet continua.
En enero de 2025 se produjo otra ola de descargas. Fue justo cuando la gente volvió a protestar en las calles. Esta vez, la app funcionó a una mejor velocidad. Ahora hay 22 medios. También incorporaron 5 programas de podcast. Pero la tarea no ha terminado: Andrés sigue buscando la manera de incluir noticieros locales y que el “modo sin internet” se mantenga por más tiempo. Por ahora está contento. Le han llegado mensajes de venezolanos en Chile, en Colombia y en Europa que le comentan que se han enterado de información verificada sobre Venezuela gracias a la aplicación.
Esta historia le ha dejado claro a Andrés que hay que trabajar en alianzas. Desde los programadores que voluntariamente empezaron la aplicación hasta los medios y las personas que la compartían durante las protestas postelectorales. Esa compañía ha sido el código que ha guiado el proyecto: es lo que ha desvanecido los muros. Algunas alianzas, cuenta Andrés, no puede ni referirlas con precisión por ahora. Hay mucho temor a las represalias de un gobierno que —tal como han documentado numerosas organizaciones e incluso la Misión de Determinación de Hechos de la ONU— restringe libertades. Andrés, dice, representa a todos los que deben mantenerse en anonimato.
Ahora sabe que el relato continuará creciendo si más gente se une para informarse.
Al escuchar todo este recorrido, el público en Taipei aplaudió. Fue una ovación larga durante la cual él pensó que ha logrado mucho. Y que todo tiene mucho sentido. Fue, de algún modo, un empujón, una palmadita en el hombro para seguir.
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